Irak: dando y dando

La primera batalla de la guerra en Irak se llevó a cabo en la ONU. La causa: Irak es muy importante para unos, y nada importante para otros. Lo que para los Estados Unidos es prioritario, a los ojos de Chile o Suiza es tan importante como lo que está pasando en las Islas Salomón. Es decir, no les importa para nada. Y no les debería importar, ni a ellos ni a nosotros, mientras nos convenga. Desde su adhesión a la ONU el gobierno venezolano siempre ha sido, como dicen los dominicanos, un gobierno totico. Sin voz que lo identifique como nación, sin líderes, sin mártires, sin nada que ofrecer.

Cuya «estrategia» ha sido apoyar o no apoyar lo que sea discuta de acuerdo a la mayoría, que casi siempre ha sido comprada con una simple llamada por teléfono desde Washington o Berlín.

Esta posición yo no la critico… si hubiéramos obtenido algo a cambio. Pero nunca recibimos nada o recibimos muy poco.

Quien haya leído con frecuencia el New York Times, o Le Monde o El País de España antes de 1989, sabe a lo que me refiero. Venezuela no existía en el plano político internacional. No había una voz que dijera algo, ¡lo que fuera! Teníamos y aún tenemos petróleo, y esto nos hubiese dado un poder de negociación que nunca usamos y aquí estamos como unos péndejos muriéndonos de hambre.

Aunque fuera para mal, al menos nos hubiésemos identificado desde este hueco. Nos hubiésemos dado personalidad. Hubiésemos gritado al mundo, yo soy Venezuela, quedo en Latinoamérica y esto es lo que pienso de lo siguiente… y tatatatata. (aquí imagínenme dando con el revés de la mano derecha sobre la palma de la izquierda con cada ta)

La diplomacia es un arte que es fundamental para el desarrollo de una nación. Toma siglos en evolucionar, no cinco años como creen algunos seudo diplomáticos de carrera. Es el arte mediante el cual negociamos conflictos en paz, pero al igual que en la guerra, tiene vencedores y perdedores. Venezuela debe dejar de pensar que lo importante es competir o ganar en cambote y, diplomaticamente, hacer valer su influencia como nacion individualmente.

La leyenda urbana del venezolano que viaja a los Estados Unidos y al decir de dónde es, la gente le pregunta que con qué se come eso… ¡es verdad! Y, tristemente, ninguna sorpresa. ¿Cómo y por qué debe un americano en Cincinnati o Jersey City saber dónde coño queda Venezuela? ¿Ha pasado algo importante en nuestro país? ¿Hemos inventado algo que pueda ser de su interés? ¿Alguno de nuestros primeros actores se ganó un Oscar por su gran talento? ¿Alguno de nuestros músicos un Grammy? ¿Hemos de alguna manera sido controversiales? Compatriotas, ese gringo no tiene por qué saber dónde o qué es Venezuela porque somos irrelevantes. Nuestro Salto Angel, gente bella, la majestad de nuestras insuperables playas, montañas, llanos y desiertos nos las podemos meter en el bolsillo porque no valen de nada. Nadie sabe que existen y nadie se ha dedicado a promoverlo. Lo cual no es muy dificil, por cierto. La ONU es el mejor promotor turístico del mundo. Pero aunque pagamos millones de dólares por tener un puesto allí  no lo aprovechamos.

Y el tipo no es un ignorante. Ese mismo gringo sabe muy bien qué es Chirac y Le Pen, Saddam, Castro, Gaviria, Fox y hasta Aznar. Y lo peor no es esto. Lo peor es que él es una representación de los líderes e intereses de su país.

Esta carencia de fuerza, de relevancia histórica, es uno de los factores que ha mantenido a Venezuela en las profundidades del Tercer Mundo. Venezuela ha sido una prostituta diplomatica por años y es hora de apretar las tuercas un poco.

Hugo Chávez es el primer líder latinoamericano desde Castro, que ha tenido las bolas para decir lo que piensa. En el primer mundo esto es costumbre, pero en latinoamerica, y en especial en Venezuela, es como si a los lideres les diera pena expresar su opinion en el foro mundial. O flojera, en cuyo caso no los critico. Está bien, perfecto, pero por lo menos hubieran obtenido algo a cambio de mantenerse en stand-by.

Ser un muchacho bueno no paga, y déjenme explicarles por qué. Venezuela necesita que los demás países le tengan miedo y que estén en constante alerta acerca de su opinión y presencia. Sin exageraciones, no queremos ser como Irak o Corea del Norte, sino más bien como China. La idea es que no puedan prever nuestras acciones. Ser dinámicos y no dar nunca nada por garantizado.

Para ilustrar, veamos como sucede este proceso en la vida real tomando como ejemplo las discusiones llevadas a cabo por el Consejo de Seguridad de la ONU con el objetivo de decidir el futuro de Irak. En este proceso veremos como un país  se beneficia de la miseria de otro, aunque así no quieran hacerlo.

En este ejemplo, tres protagonistas principales tiene este drama. Por un lado está Irak. Por otro la alianza gringo-británica y por otro la Unión Europea et al, es decir, el resto del mundo.

Los estadounidenses quieren, por distintas razones (lean el artículo llamado «La Primera Guerra Secreta Mundial«), intervenir en Irak. Francia y Alemania quieren detenerlos a como de lugar. Pero ninguno puede tomar la decisión por sí mismo. Necesitan una resolución de la ONU para conseguir consenso y la única forma de hacerlo es a través del voto de sus miembros.

En este punto, es donde Venezuela debe entrar en acción, porque su voto vale oro.

Venezuela no es miembro del Consejo Permanente de Seguridad en este momento. Pero lo ha sido en otras ocasiones y lo volverá a ser en el futuro, así que aprender esta lección será útil.

Las potencias del mundo, los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, cuando están interesados en obtener apoyo, hacen uso de lo único que tienen que puede ser de valor para naciones que pueden carecer de genuino interés en lo que desean. En este caso hacerle o no la guerra Irak. Las promesas, si se cuadran con ellos, va desde apoyo técnico hasta préstamos o subvenciones.

Si Venezuela llegara a estar en esta situación como lo estuvo México en esta oportunidad, los beneficios podrían ser incalculables.

Pero no es fácil. El valor del voto puede ser esencial o completamente nulo, dependiendo de como se jueguen las cartas. Tan increíble como pueda parecer, las negociaciones entre los representantes de cada país se hacen de forma directa. Yo te apoyo pero ¿a cambio de qué? Este «a cambio de qué» puede ser cualquier cosa, pero el valor o importancia va bajando a medida que los votos van siendo garantizados.

La idea es tomarse el tiempo necesario para convertirse en esencial, y al final decidirse por el mejor postor, lo cual implicaría que la autopista o el teatro o el apoyo unilateral en un conflicto de nuestros sueños podrían hacerse realidad con tan sólo levantar la mano.

En la subasta que se presentó con Irak se dieron casos en que diplomáticos entraban a la oficina de los Estados Unidos y llegaban a un acuerdo. Los Estados Unidos declaraba a la prensa que tal país estaba con ellos sólo para enterarse que el mismo había cambiado de opinión durante la noche. Francia había hecho una mejor oferta.

Esta es una lucha entre oferta y demanda en la que hay que ser glotón e ir por el premio mayor, que es ser el país que determine la votación.

Claro está, que aquí no sólo estamos hablando de pesos o dólares o bolívares o lo que sea. En las Naciones Unidas estas negociaciones generalmente deciden si se le tiran bombas sobre las cabezas a civiles inocentes o no. Por lo que las consideraciones de carácter ético siempre deben ser tomadas en cuenta.

Estaría mal apoyar a cualquier estado en la invasión a Grenada. Pero por otro lado, no hacerlo podría significar que el país vecino, que nos ha estado dando dolores de cabeza por años, obtenga el apoyo del rechazado en el futuro por pura retaliación. En este caso, se trata de supervivencia en un mundo no precisamente gobernado por la moralidad.

El gobierno de Chávez pareciera estar tomando este tipo de posición. Tratando de ser ese voto difícil que habrá que ganar cuando así sea necesario. Y aunque pueda especularse en contrario y decir que el tipo lo hace por pura testarudez, los resultados resultaran igualmente positivos.

Venezuela en estos momentos tiene problemas serios de los cuales no va a salir sola haga lo que haga. Garantizar un voto en el futuro puede llevar a los países desarrollados a echarnos una mano a bajo interés.

Esta posición defensiva la pagará alguien, por supuesto. Los beneficios que obtengan México, Japón o España por su apoyo a los estadounidenses se harán evidentes con el paso del tiempo. El dinero obviamente estará manchado con la sangre, pero a la hora que un presidente tome una decisión de este tipo, está mal que decida por la sangre de otro en vez de la de su gente. Al menos en el caso de Irak hubo la opción de elegir. No siempre es ni será así.

Además, cuando seamos ese voto difícil de obtener, quizás ese gringo que no sabía qué era Venezuela ahora sí nos conozca, aunque sea para recordarnos a nuestra madre. ?


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