La primera selección de este concurso es una novela oscura y a ratos tan pesimista que provoca cerrarla y no volverla a leer. Pero esto es imposible. El protagonista, es un reo en el ínterin de recuperar una libertad que sabe no merecer y que poco le importa. La honestidad de su voz en primera persona nos convierte en cómplices y compañeros de angustia, al vernos reflejados, aunque no queramos, con su debilidades y defectos.
Cuando le notificamos a Sergi Puertas de la selección de su novela como ganadora de la primera selección del Premio Nóvela de Carretera de El Nuevo Cojo Ilustrado, le pedimos que nos enviara su biografía. La respuesta dice mucho del autor y su estilo.
«Sergi Puertas (Barcelona, 1971) es un individuo. Hasta la fecha ha publicado dos libros de poesía, «Ángeles Cansados» (1999) y «Tira mis sueños a la calle y la lluvia los hará crecer» (2000). El resto de su producción anda hecha un caos, repartida por decenas de periódicos, libros, revistas y panfletos de tan dudosa calaña como el sujeto mismo. Actualmente ejerce de redactor jefe de las revistas El Víbora y Kiss Comix.»
Porque Sí debate la interacción entre personalidad y sociedad. Entre el ser y deber ser de todos los seres humanos. De nuestra capacidad para adaptarnos y progresar contra crecer y sobrevivir.
Walter, el protagonista, nos lleva en un paseo por sus deseos y frustraciones, sabiéndose imperfecto y negligente de su propio destino, pero un así considerándose víctima del mundo que le rodea. Condenado, y en medio de una defensa que sabe no merecer, su raciocinio lo traiciona llevándolo a una crisis de identidad al enfrentarse a una sociedad que es más perversa que cualquiera de sus acciones. Un mundo que espera recibir sin dar nada a cambio y que corroe a sus miembros con la presión que significa mantener la ilusión de armonía.
Walter es el alter ego de todos. No somos superman. No somos el héroe de la película. Somos seres humanos, débiles, con miedos, con límites y sobre todo con sueños y aspiraciones. Esa corriente inacabable e infinita de pensamientos que pasan por nuestras cabezas todo el tiempo y que nunca acaban de materializarse por esas cadenas que nos atan llamadas derechos y deberes.
Walter quiere rendirse, entregarse al destino, cansado antes de dar la lucha. Pero sobrevive obligado por la sociedad. Vive en un mundo negado e invisible para todos. Un castigo inconsciente por salirse de la línea trazada por la comunidad en beneficio de algunos, y la destrucción de otros. El verdadero castigo, vivir nuestras vidas sabiendo que simplemente no valen la pena.
¿Vale la pena arrodillarse al castigo y la humillación por el puro deseo de mantenerse respirando? El dicho reza que los cementerios están llenos de héroes. Quizás este es un destino más honorable que una larga vida siempre a la orden. La lógica es manejada por la hipocresía, Walter es obligado a mantener las esperanzas teniendo pocas y en aun sin quererlas.
El Nuevo Cojo: ¿Bebes? ¿Fumas?
Sergi Puertas: Eso me temo.
ENC: ¿A que edad empezaste a escribir? ¿Cómo supiste que eso era lo que querías?
SP: De chaval escribí un par de cuentos que ganaron premios escolares. Una vez que en el colegio dejaron de coaccionarme para que redactara, pasé siete u ocho años alejado de todo lo que oliera a letras. Sobre los veinte me dio por reincidir. Respecto a lo segundo: ¿Es esto lo que quiero? Probablemente no, pero en fin, en algo tiene que entretenerse uno, ¿no?
SP: De chaval escribí un par de cuentos que ganaron premios escolares. Una vez que en el colegio dejaron de coaccionarme para que redactara, pasé siete u ocho años alejado de todo lo que oliera a letras. Sobre los veinte me dio por reincidir. Respecto a lo segundo: ¿Es esto lo que quiero? Probablemente no, pero en fin, en algo tiene que entretenerse uno, ¿no?
ENC: ¿Quiénes son tus principales influencias?
SP: La lista de los escritores que me gustan es eterna, allá van unos pocos: Charles Bukowski, Franz Kafka, Fernando Pessoa, Thomas Bernhard, William Burroughs, Michael Gira, Fedor Dostoyevsi, Raymond Carver, Fernando Vallejo, Hunter Thompson, Anton Chejov, Chuck Palahniuk, Irvine Welsh, Ferdinand Celine, dejémoslo aquí. ¿Qué influencia ha tenido cada uno de ellos sobre mí? Ni noción, eso que lo dictamine otro. La enseñanza principal que he sacado de todos ellos es que no hay técnica que pueda suplir a una voz propia.
ENC: ¿Cuánto tiempo te tomó escribir Porque Sí?
SP: Imagino que con esto me cavo mi propia tumba y disuado a todo posible lector, pero la despaché en mes y medio. Añádele unos veinte días más afinando y puliendo y listo. Invertía ocho, nueve horas diarias. Con perspectiva creo que esta metodología obsesiva jugó a favor del texto. Por lo demás, en años posteriores he comprobado que sin una inmersión constante e ininterrumpida me disperso, tiendo al desanimo, termino aborreciendo todo cuanto empiezo.
ENC: ¿Cómo escribes? ¿Máquina, computadora, a mano?
SP: Soy del todo incapaz de escribir a mano, una lástima porque en ocasiones me vendría muy bien. A lo sumo anoto unas pocas palabras en papelotes y servilletas de papel que solo más tarde, en el ordenador, se traducen en poema, relato o idea para novela. Tecleo en un viejo 486 portátil, generalmente tumbado en el sofá.
ENC: ¿Algún lugar en especial? ¿Día, Noche?
SP: Nunca por las mañanas, las mañanas son imposibles. Rara vez por las tardes, generalmente noches y madrugadas. La mayor parte de Porque Sí fue escrita entre las once de la noche y las siete de la madrugada. Por aquel entonces ejercía de profesor y contaba con un horario que me salvaba del madrugón.
ENC: ¿A quien lees en este momento?
SP: Ando desde hace meses con los cuatro volúmenes de los cuentos completos de Cortazar. Los compagino con las respectivas últimas novelas de Juan Bonilla y Javier Marías. Al margen de mis gustos personales, ambos me parecen escritores rebosantes de ideas y con un dominio del lenguaje envidiable, lo cual me resulta bastante desalentador: me encuentro escribiendo mi segunda novela y me embarqué en sus textos tratando de calar a la competencia, por así decirlo. En todo caso, para mi es imprescindible ser consciente en todo momento de en donde me encuentro y en que liga juego, sin autoengaños.
ENC: Latinoamericanos. ¿Has leído a algún autor de estas tierras? ¿Algún venezolano?
SP: A decir verdad apenas controlo el panorama sudamericano. Ya digo: Cortazar, Ribeyro… El colombiano Fernando Vallejo me parece un genio.
ENC: ¿Te ha sido difícil publicar tus libros?
SP: Es extraño; en ambos casos fueron los editores quienes se pusieron en contacto conmigo para solicitarme el material tras leer parte de mis textos en Internet. Se trata de editoriales pequeñajas, pero supongo que no puedo quejarme.
ENC: La Internet como método de propagación. ¿Qué piensas de ella?
SP: Como digo, a mi me ha permitido editar dos libros en papel. Lo de ganar dinero, eso es cosa bien distinta.
ENC: Tu novela es completamente fatalista. Cualquier paso adelante es rodeado de mentiras. ¿Ves al mundo de esta manera?
SP: Eso me temo.
ENC: El mundo no está en muy buen estado en este momento. Los personajes de tu novela tampoco son muy agradables que digamos. Tu pesimismo, ¿Tuvo algo que ver con el fin del milenio? ¿Alguna experiencia en particular?
SP: La verdad es que vivo prácticamente al margen de los noticiarios y para ser completamente franco la situación geopolítica mundial me suda la polla. Son las gentes con las que tengo contacto diario las que me dan la pauta. En la cola del supermercado, en las oficinas, en los entornos familiares… Son sus rencillas y sus mezquindades. Basta con escucharles conversar, basta con prestarles un mínimo de atención para comprender el porque de cualquier catástrofe a gran escala. Por lo demás creo conocerme lo suficiente para adivinar como somos un poco todos.
ENC: Has estado en la cárcel alguna vez. ¿Alguien conocido? Yo fui abogado penal y conocí tipos como el hombre gordo. ¿Es todo imaginación o experiencia?
SP: Nah, un par de detenciones por borrachera y desorden nada más, cosas de juventud.
ENC: ¿Qué piensas de la pena de muerte?
SP: Una aberración, igual que la monarquía y otros sinsentidos siniestros a partir de los cuales uno puede explicarse prácticamente cualquier majadería que suceda en el planeta.
ENC: Walter es todo un personaje. Dentro de todo es demasiado humano. Me sentí identificado con él muchas veces. Yo he deseado matar a uno más de una vez. Nunca ha sucedido. ¿Hay trazos autobiográficos en Walter?
SP: Walter es un cobarde, un pusilánime y un infeliz incapaz de tomar las riendas de su vida. El círculo se cierra más y más, y en vez de reaccionar con arrojo y actuar, va dejando que todo a su alrededor le sobrepase hasta que finalmente estalla y en un arranque de locura mata a manos llenas. Por supuesto que hay trazos autobiográficos.
ENC: ¡Ouch! ¿Cómo ves el ambiente literario de hoy en día? El estado de las letras, especialmente en Hispanoamérica.
SP: No tengo el mínimo interés en panoramas, en corrientes, ni en nada parecido. Creo en el individuo, en el francotirador. Las pautas y los patrones son cosa de estadista.
ENC: Eres fan de Bukowski y de hecho leemos su influencia en tus palabras. Que opinión te merece la literatura norteamericana en general.
SP: Me remito a la pregunta de antes.
ENC: ¿Tuviste dudas acerca del destino de Walter o supiste desde el principio lo que querías para el personaje?
SP: Clarísimo. Toda la trama estaba trazada de antemano.
ENC: La idea de la redención a través del amor nos golpea durante toda la novela y nos hace desear que suceda. ¿Es posible?
SP: Estoy seguro de que si. Por otra parte no hay que olvidar que todo termina tarde o temprano, también el amor. Una redención temporal, si, pero redención al fin y al cabo.
ENC: Hablemos de política. ¿Qué opinión tienes de George Bush?
SP: Hay que matarlo y aprisa. Por otro lado opino que se da demasiado peso a su figura. ¿Qué hay de cada uno de los soldados yanquis que aprietan el botón o el gatillo al otro lado del organigrama de poder? «Obedezco órdenes» es una excusa débil incluso en boca de un reclutado a la fuerza, no digamos en la de un mercenario. Al que ha elegido ser soldado profesional y matar por una nómina se le cura con una bala en la cabeza. ¡Ahí va tu paga extra, Johnny Boy!
ENC: ¿Y Aznar?
SP: Aznar es un payaso. Lo mismo que… Vi un documental sobre Chávez en Venezuela y su programa «Aló presidente» y no podía dar crédito. Al igual que sucede con Aznar, es un sujeto sin discurso cuyos intentos de manipulación chapucera resultan transparentes para cualquiera que tenga dos ojos en la cara. De algún modo puedo conceder que las masas se vean cautivadas por alguien con carisma, pero los primeros dos…sin comentarios.
ENC: La guerra en Irak. ¿Eres pro-guerra?
SP: Puedo comprender perfectamente que mi vecino tenga sus motivos para odiar al del tercero, que suba con un cuchillo y lo haga pedazos. No entiendo en cambio que, pongamos por caso, odie a los turcos y quiera matarlos a todos. O a los judíos, que se yo. Los gregarismos se me escapan.
ENC: ¡Porque Sí! pareciera estar de moda en estos días. George Bush invadió Irak porque si. La sociedad exige una excusa a pesar de saber esto. Desea tranquilidad moral. Pero excusas pueden inventarse para lo que sea. ¿Es esto la raíz de todos los males?
SP: En realidad, a cierto nivel, todos funcionamos a base de auto excusas y autoengaño. La pregunta es hasta que punto está cada uno dispuesto a auto engañarse. En la mayoría de los casos no se trata tanto de la calidad de las excusas que proponen los líderes como de las ganas de creérselas que trae la turbamulta.
ENC: Para concluir Sergi; ¿Te interesaría escribir para El Nuevo Cojo Ilustrado?
SP: Ah, así que a eso venía tanto interés, ¿eh? Ya sabía yo que algo querríais. ¡Largo de aquí!
Para conocer más del trabajo de Sergi Puertas visita su website en: http://www.charlesbukowski.cjb.net/
Entrevista realizada online por Gordon Milcham el 16 de abril del 2003.
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