Manet, pupilo de Velázquez

Cuando por primera vez me dijeron de la exhibición «Manet/Velázquez: El Gusto Francés por la Pintura Española» no le encontré mucho sentido a la disparatada relación temporal. Estaba lejos de estar en lo cierto. Desde el Realismo hasta el Post-impresionismo francés, fueron tocados por la sencillez y honestidad de los pintores ibéricos, olvidados en medio de un continente en guerra y descubiertos por la mano de Napoleón durante la ocupación de España. Actualmente en gira alrededor del mundo, la exposición » Manet/Velázquez: The French Taste for Spanish Painting» trata de establecer la relación e influencia entre la era de oro de la pintura española y los artistas franceses del siglo XIX. La exposición y sobre todo su motivo, es una belleza.

Comparación entre "El flaustista" de Manet y "Pedro de Vallalodid" de Velázquez.El impacto de los pintores españoles del siglo XVII no sólo en Francia, sino también el resto del mundo y en todas las épocas es simplemente inconmensurable, y esta exposición sencillamente hace justicia a este detalle histórico.

240 piezas de Murillo, Ribera, El Greco, Zurbarán, Goya, Delacroix, Courbet, Millet, y Degas, entre otros, hacen el trabajo de mostrar la increíble relevancia que tuvo España sobre el mundo de las artes en el transcurso de varios cientos de años.

Hace 100 años, a diferencia de hoy en día, apreciar «Las Meninas» o cualquier otro producto español desde cualquier parte de Europa, requería no sólo de una travesía al otro lado del continente, sino también de los favores de los dueños de las obras, ya que en muchos casos estas pertenecían a colecciones privadas alejadas del acceso público.

Pero la exhibición va más allá de la narración cronológica del avance artístico o de las influencias primarias. En una época fundamental en la historia del Arte, los curadores presentan con energía las fuerzas que giraron en torno a la huida de los pintores franceses del siglo XIX de los ideales renacentistas hacia el naturalismo del barroco español, inventando en el camino, según la guía de la exposición, el «Realismo, Impresionismo y Post-impresionismo francés».

Napoleón, cuyo imperio ocupaba entonces España, es la fuerza motora tras esta corriente, y durante el sangriento saqueo del reino, sólo Marshal Soult, uno de los generales del ejército napoleónico, se robó alrededor de 1000 pinturas entre museos, hogares y monasterios, haciendo que los artistas franceses tuvieran como influencia súbita algunas de las obras de arte más importantes del planeta.

Óleo sobre lienzo. 146,3 cm × 114 cm. Museo de Orsay.Lo que no sucedió en Alemania, por ejemplo, con el saqueo nazi, sucedió en Francia, donde los artistas revistaron lo pasado para hacerlo otra vez nuevo, desde un punto de vista moderno y acorde con los tiempos.

La herencia de la época napoleónica a los artistas franceses, determinó la llegada de ideas frescas en un momento en que los artistas veían sus fuentes de inspiración locales y tradicionales como agotadas. Y esta energía fue reavivada por los trabajos de Murillo, Ribera, El Greco, Zurbarán, Goya y particularmente Velázquez, cuyo arte era fuertemente realista ya en el siglo XVII, sólo que despreciado artísticamente por representar imágenes que a los ojos de los modelos de la época eran ciertamente inadecuados.

En la exposición «Manet/Velazquez», uno no puede dejar de preguntarse exactamente qué sintieron los artistas franceses cuando súbitamente encontraron ese tesoro artístico que habían pasado por alto durante tanto tiempo. Pero lo que sí podemos ver es cómo esa impresión los enmudeció de tal manera que les hizo desear ese arte, copiándolo muchas veces al calco.

En una anécdota que ha pasado a la historia como el ejemplo clásico del embobamiento francés con España, Manet describió en una carta dirigida un amigo la obra de Velázquez «Pablo de Valladolid» como «la pintura más extraordinaria que jamás ha sido hecha». Y como tratando de explicar la impresión que le causaba, concluyó: «El hombre no tiene sino aire alrededor».

Y esa sencillez de acción, esa libertad de los moldes ornamentales tradicionales operó en Manet de una manera tan poderosa, que piezas como «El flautista» no son sino un homenaje silencioso a su influencia.

Óleo sobre lienzo. 252 cm × 305 cm. National Gallery de Londres, Inglaterra.Pero aparte de la razón de esta exhibición, en ella existe simplemente una colección de algunas de las más grandes pinturas de todos los tiempos. Y lado a lado y en un solo cuarto puede verse «La ejecución del Emperador Maximiliano» y el «Retrato de Emile Zola». Si tan solo Las Meninas hubiesen sido incluidas en esta exhibición, de largo esta podría haberse considerado la exhibición más importante del siglo por mucho tiempo.

En esta época en que la pintura simplemente pareciera haberse quedado en un período de desarrollo sin avance, la experiencia francesa de revisión del pasado puede ser un experimento interesante. Y si algo aprendemos de esto es que no hay que avergonzarse de nuestras influencias. Nada es original en esta tierra de Dios, y nadie tampoco espera que esto sea así.


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