Estimado Maestro: No hay nada que haga o deje de hacer que mi madre no tilde como posible causa de algún tipo de suerte (usualmente mala). Si pongo los zapatos en la cama, estoy invocando a los muertos y es mala suerte. Si me barro los pies, lo mismo (hasta ahora estoy condenado a la soltería eterna). Y ni hablar de pasar por un cementerio y no santificarme o prender tres cigarrillos con un solo fósforo. Estoy lejos de creer que esto sea cierto, pero Maestro, dígame ¿De dónde viene tanta superstición barata? ¿Existe la mala suerte?
Carlos Domínguez, Managua, Nicaragua.
QUERIDO CARLOS: Antes de responder debo advertirte que tu pregunta está fuera de los límites de la ciencia. Por lo que la respuesta se atendrá a las evidencias prácticas que existen sobre el asunto, osea, ninguna.
En cuanto a tu madre, paciencia. Como dicen, madre solo hay una…gracias a Dios.
Pero en materia de supersticiones una nunca fue suficiente, y si el hombre, en toda su historia, se hubiera dedicado a buscar la paz mundial con la misma tenacidad con que se ha dedicado a buscar formas de combatir la pava, o mala suerte, San Juan nunca hubiese tenido que escribir el Apocalipsis.
Las creencias sobre la suerte (buena o mala) usualmente tienen su origen en antiguos mecanismos de defensa contra peligros que hoy en día son poco comunes o simplemente tan conocidos que ya sabemos no representan ningún riesgo, por lo menos de este lado del globo, y la mayoría de las veces no tenían nada de supersticioso.
Botar la sal, por ejemplo, alguna vez fue de verdadera mala suerte. Por siglos la sal fue un bien muy apreciado con el que incluso se pagaban sueldos. De allí la palabra salario.
Botar sal en el imperio romano equivale hoy en día a agarrar un buen fajo de billetes y echarlos en una fogata o comprar películas clásicas de Betamax en eBay, o barajitas de Pokemón o..bueno seguro que ya agarras la idea.
De esta historia solo queda el asunto de la mala suerte, evidenciando la forma en que las supersticiones lentamente van desarrollándose con el tiempo. Pasando de ser representaciones populares de realidades temporales a creencias relacionadas solo tangencialmente con su intención inicial.
Otro ejemplo de esto lo tenemos en los marineros del pasado, que acostumbran tatuarse un Cristo en la espalda para evitar ser azotados a la hora de cometer una falta que mereciese tal castigo. Claro, nunca faltaba el verdugo ateo o no cristiano al que le importaba poco rasgarle la cara al nazareno. Hoy en día ¿Qué significa tatuarse un Cristo en cualquier parte del cuerpo? Bingo.
Y esta evolución de las supersticiones también trabaja al revés. Por ejemplo, lo que antes era una superstición, hoy en día no es nada. Y para ilustrar tomemos el popular brindis. En otros tiempos se creía que el demonio huía al escuchar el sonido del choque de dos copas de cristal y por lo tanto brindar no solo era una costumbre, era una cuestión de vida o muerte. Con un objetivo similar se acostumbraba cortar una cruz sobre el pan antes de meterlo al horno. Hoy en día ambas acostumbres aún son practicadas casi universalmente, sin embargo su intención se ha perdido en el tiempo.
Claro que no hay que ser un erudito en historia para saber que todas estas prácticas no tienen el más mínimo sentido común. ¿Acaso nunca se ahogó un marinero tatuado con un Cristo? ¿Se dejó de casar alguien a quien le barrieron los pies? ¿Le ha pasado algo malo a alguien tras atravesársele un gato negro? Lo dudo. Y una de las formas en que podemos tratar de probar la veracidad de estos mitos es a través de su universalidad.
Por ejemplo, los tréboles de cuatro hojas son de buena suerte en Europa, donde hay de sobra. Por lo que podríamos asumir que los esquimales jamás tendrán alguna por no tener acceso a ellos.
Pero el mejor ejemplo de la relatividad del concepto de «pava» está en el famoso martes 13. En Latinoamérica ese día es de mala suerte, mientras que en los Estados Unidos es un día normal. El pavoso es el viernes 13. Gracias a esto hasta las películas de horror que llevan ese nombre tuvieron títulos diferentes en ambas geografías.
En todo el universo la luz viaja a la misma velocidad, y la cantidad de dinero que ganes nunca será suficiente para considerarte satisfecho. Poner los zapatos en la cama, aunque una mala costumbre, como fuerza cósmica que conspira para empujar tu vida hacia un destino no deseado tiene tanto asidero lógico como las películas del hombre araña.
Y aunque dicen que «de que vuelan vuelan» personalmente prefiero ver las supersticiones populares como lo hacía el actor norteamericano Groucho Marx, quien explicó algunas de las más comunes en la lista que aquí te cito. ¡Buena Suerte!
LA VERDAD SEGÚN GROUCHO MARX
›› Cuando a alguien le pica la naríz, es un signo de que debe ser rascada.
›› Un gato negro cruzándose en tu camino significa que el animal está yendo hacia alguna parte.
›› Trece sentados en una mesa solo es de mala suerte si el anfitrión solo tienen doce chuletas.
›› Cantar antes del desayuno es signo de una pelea con el vecino, si el vecino está tratando de dormir hasta tarde.
›› Tirar sal por encima del hombro posiblemente dará la impresion que el que la tiró tiene caspa.
›› Encontrar un trebol de cuatro hojas significa que has estado en cuatro patas.
›› Levantarse de la cama por el lado equivocado significa que bebiste demasiado la noche anterior.
›› Tener una pata de conejo es signo de que eres bueno disparando una escopeta, o tienes un amigo que lo es.
›› Si tres hombres se prenden cigarrilos con un solo fósforo es indicativo del hecho que solo tienen un fósforo.
Descubre más desde El Nuevo Cojo Ilustrado
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.