Estimado Maestro: en varias ocasiones he leído en el periódico de personas que por una u otra razón han tenido que mutilarse ellos mismos un brazo o una pierna para poder salvar la vida. Hace poco hubo un caso de un tipo en los Estados Unidos que se tuvo que cortar un brazo para escapar de una roca que se la apachurró. ¡Yo encuentro esto asombroso y hasta increíble! Si cuando te sacan la sangre duele, y es sólo una agujita, cómo puedo, en caso de que sea necesario, mutilarme sin que me duela. Si es que estas historias son del todo verdad. Espero su sabia respuesta. Francisco Maldonado desde Honduras
Francisco, antes que todo te informo que las historias que has estado leyendo en el periódico son, aunque bizarras, totalmente ciertas. Lo cual no debe sorprender a nadie ya que los humanos, entre todas las demás especies del planeta, es la menos dada a dejarse morir gracias a nuestro sobre-desarrollado «instinto de conservación».
Esto aunque sin ninguna duda debe dolerle al pobre animal que lo practica, en los seres humanos adquiere dimensiones que van más allá de nuestra voluntad, ya que nuestros miembros no están hechos para ser desechados, todo lo contrario, están diseñados para sin importa qué, se queden pegados a nuestro cuerpo gracias al sistema de seguridad llamado dolor.Todos los animales tenemos este instinto. De hecho, este es el instinto más desarrollado de todos en todos, y en algunos casos ciertas criaturas han evolucionado de manera de que, en caso de ser necesario, puedan deshacerse de alguna parte de su cuerpo lo menos dolorosa y más rápidamente posible. Como ejemplo, muchos reptiles -así como muchos humanos encerrados en la cárcel- al tener que decidir entre cola o muerte, no lo piensan dos veces antes de salvar la vida.
El dolor nos dice que quites las manos del fuego porque te va a quemar la piel. El dolor nos dice que algo está mal con tu cuerpo y que vayas al médico. El dolor te dice siempre qué hacer para defender tu cuerpo de algo que no es bueno para ti. Por eso nos es tan difícil imaginarnos a alguien, segueta en mano, cortándose una pierna. Sin embargo, así como nuestro cuerpo está hecho para alertar sobre un posible daño a través del dolor, también tiene una forma de decir: -OK ya está bueno de sufrir, sacrifica esta extremidad y corre a darte una ducha-. Este fascinante fenómeno, por supuesto, es la ausencia de dolor.
En el caso que mencionas en los Estados Unidos, el sujeto estaba escalando un cañón en Utah, cuando una roca de 1500 kilos le cayó encima de la mano. Tras casi una semana sin agua y apenas un par de Milky Ways en el estómago, el hombre decidió que si quería saber quién iba a ganar la copa del mundo Alemania 2006, tenía que hacer algo drástico.
En el caso de Aron Ralston, así se llamaba el individuo, la situación fue bastante extrema porque a pesar de que su mano ya estaba gangrenada, aún sentía dolor, por lo que le tomó todo un día cortar la piel un poco más arriba de la muñeca y quebrar los huesos del brazo utilizando una navaja como pica hielo. Dado que el tipo estaba en un área poco visitada por exploradores, su decisión fue la correcta ya que a estas alturas quizás todavía lo estuvieran buscando.
En la mayoría de los casos, sin embargo, el dolor no está presente, lo cual significa que el miembro puede estar desarrollando una gangrena, -virtualmente significa que te estás pudriendo en vida- y que si no actúas rápido y tomas una decisión como la de Ralston igualito vas a estirar la pata.
Pero vayamos a un caso hipotético para que aprendas qué hacer en caso de emergencia.
¿Te levantaste un día, abriste los ojos, y 2000 kilos estaban aplastándote el brazo y no era precisamente el cuerpo de una tipeja que te habías levantado la noche anterior tras demasiadas cervezas y pocos sesos? Bueno, más vale que tomes medidas en el asunto porque las cosas pueden complicarse rápidamente.
A menos que tengas una fuerza sobrenatural y seas capaz de arrancarte el miembro por ti mismo, vas a necesitar un cuchillo o al menos una navaja. Sería bastante útil que esta tuviera una hoja aserrada, ya que es menos traumático serrucharse un brazo que, digamos, cortarte un miembro de un hachazo. Pero como pocas personas andan por allí con un hacha encima, vayamos con la navaja.
Aplica un torniquete por encima de donde hayas decidido que es necesario cortar el miembro. Utiliza para esto tu correa, una media o cualquier cosa que tranque la circulación de la sangre lo más que puedas aguantar. Si tienes alcohol (whisky, ron y sobre todo vodka), esteriliza con este el instrumento que vas a utilizar para hacer la incisión, y haz una nota mental para que la próxima vez que se te ocurra irte de excursión a escalar rocas nunca, nunca, nunca, bebas mientras lo haces. Muy seguramente esto fue la causa de todo el incidente.
Antes de empezar, tómate un buen trago del licor y después métete algo en la boca que puedas morder mientras procedes, porque lo que viene es candela pura. Con el torniquete aplicado, corta la piel, músculos y tendones hasta el hueso, unos centímetros por encima del daño visible. En este paso asegúrate que quede un pedazo de piel con el que puedas cubrir la herida más tarde. Esta parte es quizás la más difícil de todo el proceso, ya que los seres humanos tienen una característica que puede resultar alarmante para cualquiera que no sea cirujano, carnicero o mafioso: el cuerpo sangra como no tienes una idea.
Si es posible ajusta el torniquete a medida que vayas avanzando para evitar un desangramiento rápido y mortal. Esto no debe tomar más de un minuto, pero este minuto te va a parecer como dos días.
Si quieres practicar que se siente hacer esto, bate una botella de coca de dos litros por cinco minutos y trata de cortarla con una navaja y servirla en vasos antes que la misma se derrame completamente por el piso. ¿Difícil? Sí. La buena noticia es que cortarte el brazo es más fácil.
Cuando no haya más piel que cortar, utiliza la sierra de la navaja y comienza con el hueso. Esto debe tomar otro minuto. Bebe otro trago de vodka, muerde la suela del zapato y como en la películas de alpinismo, nunca, pero, nunca, mires hacia abajo.
Al terminar, si por casualidad tienes una fogata a mano calienta la navaja en ella para cauterizar las venas y las arterias una vez que hayas terminado. Coloca la piel que sobre de la herida sobre la punta (como si estuvieras cerrando un morral), aprieta el torniquete y ve a un centro de atención médica lo más pronto posible. Eso sí, no corras, porque todo lo que hiciste puede resultar inútil.
Es recomendable que, incluso si es tu franela favorita de Chichi Peralta, que cubras la herida con el pedazo de tela más limpio que tengas y lo metas en una bolsa con agua fría o hielo para ver si los médicos pueden volvértela a coser. Pero recuerda nunca ponerla en contacto directo con hielo, en caso de que tengas alguno, ya que este tiende a quemar irreparablemente los tejidos de la piel.
Los médicos deben ser capaces de volverte a la normalidad en pocos días. Y aunque no siempre es posible volver a pegar el miembro perdido, este definitivamente va a ser tremendo souvenir que enseñarle a las visitas.
En estas situaciones el Instituto Nacional de la Salud de los Estados Unidos recomienda un par de cosas antes de hacer nada:
• Considerar la posibilidad de que haya algún equipo de rescate en camino. En cuyo caso apretar las nalgas y esperar a que otro haga el trabajo sucio por ti.
• Recoger todos los pedazos que sean removidos del cuerpo, si es que lo haces tú mismo.
• Asegurarse que el torniquete esté bien colocado y evitar el sangramiento a toda costa.
• Mientras sea posible, esterilizar lo que sea que utilices para amputarte un miembro y cauterizar la herida tan pronto termines el procedimiento.
• Asegurarse que la amputación no va a causar un daño mayor del ya causado (por ejemplo, cortarse la cabeza o las dos piernas, no aumentan mucho las posibilidades de supervivencia).
Aunque amputarse uno mismo debe ser una de las experiencias más desagradables del mundo, durante todo el proceso quizás sirva de algo pensar que: siempre es mejor amputarse uno mismo que ser amputado por otro, como en un bombardeo sobre Irak o pisando una mina en Afganistán. Además el tocón de repente es bastante útil para inventar con esas chicas a las que les gustan las experiencias fuera de lo común.
Cambio y fuera.
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