En María llena eres de gracia, una joven de un remoto y demasiado común pueblo colombiano llamada María Álvarez (la colombiana Catalina Sandino Moreno), que en realidad es Amaguaña, Ecuador, tiene la oportunidad de servir de mula a Nueva York para un narco bogotano.
María trabaja en una plantación de rosas que le paga por hora lo que de aceptar el trato ganaría por nanosegundos. Y para colmo toda su familia depende de ella y acaba de quedar embarazada de Juan (Wilson Guerrero), un noviecito que lo que más le ofrece es convertirse en otra boca que alimentar.
¿Qué harías tú en el puesto de María? ¿Qué haría cualquiera en el puesto de María?
Este film del novato norteamericano Joshua Marston es el film más sólido que ha llegado a las carteleras en el 2004. Y cuando digo sólido me quedo corto. María ataca como un perro rabioso a nuestros prejuicios sobre aquellos que dedican su vida a menesteres distintos que los nuestros, sin tomar en cuenta que la vida es mucho más compleja de lo que usualmente creemos. Y todo sin recurrir a la violencia extrema que caracteriza a los filmes del género.
Hay tres películas que inmediatamente me vinieron a la mente mientras veía María Full of Grace. Las más reciente Traffic de Steven Soderbergh, Caracortada de Brian De Palma y curiosamente Trading Places (De mendigo a millonario) de John Landis.
En estos tres films, tan diferentes a primera vista, sus directores plantean al público preguntas similares a las de María. ¿Qué está bien? ¿Qué está mal? ¿Quién es un criminal? ¿De acuerdo a quién? ¿Qué harías si te vieras en esa situación?
En el caso de Landis, a pesar de haberlo hecho a través de una comedia es el que quizás lo hace más efectivamente por directo, un indigente (Eddie Murphy) y un rico corredor de bolsa (Dan Aykroyd) son intercambiados en una apuesta por los jefes de este último, para constatar la teoría de uno de ellos: ¿El criminal nace o se hace?
Según De Palma, el más negativo de todos, no sólo nace sino que es incapaz de cambiar incluso si su ambiente y oportunidades se mejoran. Según Soderbergh, las cosas no son tan sencillas. Javier Rodríguez Rodríguez (Benicio del Toro) es un criminal por omisión. Es cómplice por no alzar la voz, pero lo excusa porque de hacerlo su vida correría peligro. Pero a diferencia de Tony Montana (Al Pacino), Del Toro decide jugar con el sistema de manera que en vez de enriquecerse el mismo, la sociedad se beneficie de algo que no puede controlar y de esa manera excusarse a sí mismo de ser uno más del montón.
Según Landis una persona, puesta en las mismas condiciones que aquellas a las que crítica, tendería a hacer lo mismo por instinto de supervivencia, presentándonos a unos personajes tan simpáticos que cuando, tanto Murphy como Aykroyd, terminan delinquiendo para vengarse y lucrarse al mismo tiempo, nos pone en una posición difícil, ya que este el resultado que esperamos. A pesar que no es mejor que lo que estaba sucediendo anteriormente. Lo único que cambia son los protagonistas, como en el caso de Del Toro en Traffic.
Este cambio en el caso de De Palma es más y menos obvio por las inherentes connotaciones políticas de Caracortada. Tony Montana era un criminal en Cuba, donde le achacaba la vida del «perro come perro» a la revolución. Pero una vez en Miami se da cuenta que la vida es la misma, el sistema no cambia, sólo los protagonistas y en mundos como los del tráfico de drogas no hay buenos ni malos: sólo peores.
Pero De Palma nunca cristaliza su crítica, principalmente porque no muestra las condiciones de Montana en Cuba, cosa que hace a la perfección Marston, ya que su film no comienza con María llegando a Nueva York con el estómago lleno de cocaína, sino cuando ella aún es inocente de que tal cosa es posible.
El cambio en el caso de María se vive en su mismo país. Ella trabaja en una plantación de flores donde no la dejan ir al baño cuantas veces necesita mientras es explotada con un sueldo mísero. Esta relación, que Marston conceptualiza muy bien, transpone el ilegal tráfico de drogas como explotación, con el tráfico de flores, que aunque legal, no sólo no es menos explotativo, sino que paga peor.
El narcotraficante que la explota pone su vida y libertad en peligro. Pero ¿realmente existe una diferencia entre eso y la vida que llevaba anteriormente?
Por otro lado María llena eres de gracia se asegura de no manipular al espectador con el mito de la mula como víctima o alguna otra truculencia moralizadora. María Álvarez es tan avispada como se puede ser, sabe muy bien lo que está haciendo y no hay engaños de ningún tipo. Pero tras habernos presentado con lo que era su vida, el espectador no tiene otra opción si no la de entender dolorosamente que lo que está haciendo es lo mejor que pudo haber hecho con su vida.
Pero dejando de lado la historia de María llena eres de gracia, la película es un espectáculo de mayores proporciones guiado por la actuación de Catalina Sandino, su compañera de juerga Yenny Paola Vega y el diseño de producción de Mónica Marulanda. Si eres de esos que está decepcionado del arte cinematográfico, María es la película que te sacará del hechizo.
Producción: Escrita y dirigida por Joshua Marston; director de fotografía, Jim Denault; editada por Anne McCabe y Lee Percy; música por Jacobo Lieberman y Leonardo Heiblum; diseño de producción, Mónica Marulanda y Debbie De Villa; producida por Paul Mezey; Estudio: HBO Films y Fine Line. Duración: 101 minutos.
Protagonistas: Catalina Sandino Moreno (María), Yenny Paola Vega (Blanca), Guilied López (Lucy), Jhon Alex Toro (Franklin), Patricia Rae (Carla), Wilson Guerrero (Juan), Jaime Osorio Gómez (Javier) y Orlando Tobón (Don Fernando).
Enlaces de interés
1. Website oficial de «María Full of Grace»
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