Los logros del Presidente Hugo Chávez durante sus casi 5 años en el poder son debatibles. Muchos de sus proyectos se han quedado en el aire. Pero la culpa debe ser compartida con la Oposición, que le ha obligado a enfocarse más en mantenerse en su puesto, que en hacer lo que tiene que hacer. Sin embargo, los que hablan de una revolución sin logros, deben reconocer que el grupo opositor es el mayor logro que la Revolución Bolivariana pudo haber parido porque después de 30 y pico años de democracia es la primera vez que es permitido que una se organice en Venezuela.
Durante los últimos cien años, tres grandes grupos opositores han dado la pelea al Gobierno.
El primero, durante el gobierno de Gómez, obviamente fue un fracaso rotundo, que aparte de matarle a un hermano, no hicieron sino entretenerlo con sus intentos de revolución sin sacrificio, hasta que se murió tranquilito en su casa.
El segundo, que prosperó durante el gobierno de Marcos Pérez Jiménez, no fue más exitoso que el del período gomecista. A Pérez Jiménez lo tumbaron las Fuerzas Armadas durante el sacrificado «exilio», que más tarde se atribuirían el trabajito. A punta de rines y cables «pelaos» el gocho supo mantenerlos raya.
El tercero, último y el hasta ahora más grande y mejor organizado movimiento opositor que ha existido en el país desde la Guerra Civil, y es producto de la misma libertad que se empeñan en achacarle al Gobierno de reprimir.
La oposición es un sector participante de cualquier democracia saludable. Es producto de la naturaleza humana y su inconmensurable capacidad de raciocinio.
Pero esta sólo es posible cuando el gobierno de un país, cualquiera que sea, es lo suficiente maduro para dejarla existir. Argentina y Chile, los mejores ejemplos, saben esto de sobra.
Pero hoy en día, existen en Venezuela las condiciones democráticas idóneas para que esta crezca y, mejor aún, algo que parecen no apreciar, se exprese libremente.
Por sólo hablar del período más reciente, la oposición durante los gobiernos post-Pérez Jiménez no era tanto que no existiera, sino que la misma era invisible ya que Miraflores no estaba de acuerdo, ni iba a permitir su existencia a menos que se jugara según las reglas que ellos establecían. La represión, fue instrumento utilísimo en la tarea de mantener a los opositores por el carril.
Ahora mismo no es raro ver a una familia tomarse fotos, orgullosa, con su militar disidente favorito en la Plaza Altamira, cuando hace treinta años darle vida a una prueba que fuese rastreable de cualquier forma, podía significarle a esa familia unos toques a la puerta a medianoche y no precisamente para que apagaran la alarma.
Lamentablemente la Oposición no ha sabido capitalizar este avance inteligentemente. Y el rechazo del Gobierno a tan siquiera sentarse a negociar con ellos es producto de su misma torpitude y de la forma tan obstinada y cerrada conque han manejado las cosas.
El gobierno de Hugo Chávez es quizás el gobierno más en línea con los principios de la Democracia que existe y ha existido en América latina, y si la Oposición así lo deseara y pudiera fácilmente lograr el objetivo que quisiera sin hacer, como ha hecho, daño al país.
Durante la presidencia de Rómulo Betancourt, Caldera o Carlos Andrés unos opositores como los que vemos hoy en la Plaza Altamira hubieran terminado sus días en un calabozo sin derecho a nada que no fuesen unos planazos.
Sólo para recordar uno de estos capítulos olvidados de nuestra historia durante el gobierno de Betancourt, el levantamiento de Puerto Cabello, en el capítulo que se conoce como El Porteñazo, opositores al gobierno fueron atacados sin mucha paciencia por aviones bombarderos y tanques de guerra dejando más de 400 muertos y 700 heridos.
Pero el mundo de hoy no es el mundo de los 60’s, y esto es algo que Hugo Chávez tiene bien claro y que un presidente tan reciente como Carlos Andrés Pérez ni siquiera pensó durante El Caracazo y sus miles de muertos sin nombre.
La Sociedad Civil o como quiera llamarse la Oposición, no es más que un producto de una política de puertas abiertas, donde todo está permitido, y lo vemos a diario en la televisión y lo oímos en la radio cada vez que alguien se refiere a la condición actual del país como una dictadura destructora de la libertad de opinión, cuando el hecho de que puedan decirlo sin miedo a represalias, le quita toda base a cualquier palabra que le siga a esta afirmación.
Este despliegue de alas de la opinión pública que estamos experimentando por primera vez, es como todo parto, un doloroso proceso que tomará algún tiempo en sanar. Especialmente porque la opinión pública no se ha desarrollado unilateralmente, sino que tanto «Sociedad Civil» como adeptos al Gobierno están dispuestos a hacer valer su opinión hasta las últimas consecuencias.
La Oposición no es tal sin razones. El país está en malas condiciones y muchos beneficios y prebendas han desaparecido o cambiado de manos por primera vez en mucho tiempo.
Estar en la oposición no es fácil como esperan algunos. Pero a diferencia que durante los períodos de Gómez o Pérez Jiménez, la Oposición cuenta hoy con el apoyo del empresariado que en el pasado tendió a apoyar al gobierno que estuviese a cargo, fuese quien fuese, sin abrir la boca mientras no le tocaran sus empresas.
Y esto, como se ha visto ha sido fundamental en el desarrollo de los acontecimientos. Durante los gobiernos anteriores, los Medios jamás se atrevieron o tuvieron el interés de romper con el Oficialismo, lo cual degeneró en libertad para el estado de represión en que vivimos.
Pero en cualquier caso, debe ser inteligente al hacer uso de este apoyo. Una de las razones por las que el gobierno de turno no respeta a la oposición es porque se ha dejado embobar por el liderazgo de los sectores empresariales, el cual, además de no beneficiar genuinamente al pueblo, siempre estará en contraposición con el gobierno.
La Oposición está en un punto en este momento que no va ni para adelante ni para atrás. No ha logrado hallar un líder o líderes idóneos para la tarea descomunal de homogeneizar ideas que hagan de ella un movimiento verdaderamente relevante.
Y el problema es que a la hora de parir un líder, una revolución no puede, ni debe, intervenir en el proceso. Un líder sale por sí sólo, no puede ser ni impuesto por un sector ni usado para atraer a las masas, como Carmona u Ortega, respectivamente.
Venezuela está en un momento de su historia en el que no puede darse el lujo de retroceder. Hacerlo nos condenaría a otros 100 años de pesadilla dizque democrática. Y la Oposición debe tener claro esto. Que cualquier cosa que haga debe ser para avanzar, y debe prepararse para las consecuencias que este proceso acarrea.
La situación actual era inevitable, y sólo esperaba por la llegada de un hombre cuatriboleado que arriesgara su nombre, familia y cuanto tuviera por imponer un nuevo orden. Quien quiera que hubiese tomado esta iniciativa hubiera terminado donde está Hugo Chávez.
Venezuela, lo queramos creer o no, sólo mantenía una ilusión de prosperidad y paz. Los conflictos y la crisis existían y la presión social se mantuvo contenida a punta de pistola.
Una oposición que pretenda que esto estaba bien y quiera ir de vuelta al sistema anterior, esta destinada al fracaso.
Un gobierno como el de Chávez sólo puede ser enfrentado con el arrollador peso de la honestidad. Ese hombre que venga y le de vida a la voz de muchos, no puede ser impuesto a dedo tras un magnicidio ni un golpe de estado.
La Oposición debe jugar por las reglas. La Democracia es un juego de ajedrez, los únicos movimientos validos son dentro de los cuadritos. No hay posibilidad de salirse del tablero y golpear por detrás. Esto sólo sería escupir hacia arriba. Sería atenerse a que le hagan lo mismo sin tener derecho a reclamo.
La Oposición es un movimiento legítimo, pero hasta ahora no se ha hecho sino degenerar el concepto, usarlo y por consiguiente deslegitimizarlo ante los ojos de un gobierno abierto a su existencia, y peor aún, deslegitimizarlo a los ojos del pueblo que apoya al gobierno, quienes son en realidad sus verdaderos contendientes.
Aprovechen la oportunidad, es la primera vez que tenemos una, de admirar el proceso admirable que sería el de avanzar hacia mejor. Hacia el país que queremos. No nieguen su valor y derecho a la vida desestimando a la competencia, que no es más que ustedes mismos con una opinión distinta.
Hugo Chávez fue un paso necesario en la historia de nuestro país. Ha sido el rompimiento con algo que era mezquino y retrograda. Hagan honor a su slogan y aplíquenlo, Venezuela lo necesita, «Ni un paso atrás».
Después de mucho tiempo por fin vamos de frente, no cambien el curso sólo por llevar la contraria. Hugo Chávez ya les ha dado vida, razón y tiempo. Utilícenlo sabiamente para seguir el camino por el que vamos.
Pero para esto tendrán que dejar de cometer las estupideces que han cometido hasta ahora.
Chávez no puede ni debe estar en el poder para siempre, la etapa que él ha iniciado en algún momento tendrá que terminarse, para entrar en una más avanzada ¿Habrá en Venezuela un hombre que sea capaz de continuar el proceso?
No será fácil, pero las condiciones estarán dadas, los vicios habrán sido dejados en el pasado, tendrá libertad de acción como ningún otro presidente en el pasado. ¿Será capaz alguien por fin de llevar adelante la obra de hacer de Venezuela un país y no una ficción? Ya veremos. Yo espero con todo el corazón que así sea.
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