Cuando vi a los Beastie Boys en vivo hace un mes en París (luego de luchar como un demente para comprar una de las solo mil entradas «exclusivas» para su concierto) terminé de convencerme de que los tiempos habían cambiado y que el sonido de los Beasties evolucionó. Esperaba escuchar esa fusión musical que tan famosos los había hecho, un sonido particular que sólo se puede relacionar con Nueva York, esa producción pesada y sucia de «Ill Communication» o los excelentes temas instrumentales de «Hello Nasty» («Song for Junior», «I Don’t Know»).
Sin embargo, los Beastie plantearon un concierto netamente hip-hop, platinas en el medio, solo de DJ para empezar y luego tres micrófonos para escupir las rimas. No hubo ningún tema instrumental o siquiera más elaborado, el rechazo a «Ill Communication» llegando al abandono total de sus temas, cantando sólo «Sure Shot» —sin nada de «Sabotage»— tendiendo a elaborar más en los temas de «Hello Nasty».
Fue algo coherente. Acabo de escuchar por tercera vez el nuevo opus de los Beastie, «To the 5 Boroughs», donde se puede constatar esta aproximación, algo retro, dirán los que piensan como yo, o genial, los que se dejan llevar más hacia el lado hip-hopero de la cosa. El problema es que los Beastie Boys no son raperos en el sentido originario de la palabra y la fuerza de su música, a pesar de tener raíces fortísimas en el hip-hop, no radica exclusivamente allí. Es por ello que la apuesta de los Beastie en este disco parece algo arriesgada. En «Crawlspace», por ejemplo, Ad Rock (Adam Horowitz) comienza dedicando la canción a todos los raperos traicioneros (backstabbin’ MC’s), amenazándolos e invitándolos a cuidarse para luego caer en una estrofa bastante clásica que fanfarronea sobre su supremacía en la rima («takin’ punk MC’s out» o «my ass in your face, dog»). Debe ser que Ad Rock está escuchando demasiado Eminem, en estos momentos, porque si de flow rappero neto se trata, los Beastie Boys no tienen nada que hacer buscando pelea con nadie. El problema de ponerse a rapear con los grandes es que la cosa se complica, porque en una liga en la cual Jay-Z, Twista o incluso el mismo Marshall Mathers producen rimas hasta en el autobús yendo al trabajo, ponerse a buscarles pelea es ridículo. Ningún rapero tomaría esto en serio, ya que los Beastie siempre han estado más cómodos en una veta alternativa, a medio camino entre la experimentación y el hip-hop. Es por eso que su estilo siempre ha sido y será Old-School.
Esto no quiere decir que el disco sea malo —nada más alejado de la verdad—, lo que pasa es que las expectativas creadas desde el increíble «Nasty» mencionado anteriormente eran demasiado grandes. Tal vez por eso es que el grupo se retiró un tiempo, produciendo solamente el compilado «DVD Anthology» y posponiendo este disco un buen tiempo. No extraña entonces que los temas más interesantes sean aquellos que van más allá de una simple invitación a rimar a los otros MC’s, lo cual es aceptable en un disco de 50 Cent, pero para los Beastie se espera otra cosa.
Por otro lado, el disco impresiona por su homogeneidad y la calidad de la producción de los temas. Da pena decirlo, pero lo más interesante de «To the 5 Boroughs» es la ejecución prolífica de Mix Master Mike, ¡el DJ! En ese sentido, ya sea en la excelente canción promocional y primera del disco, «Ch-Check It Out», donde Mix Master produce scratches agresivos y precisos, o en «We Got The», donde el grupo ya flirtea con otros ritmos más electrónicos, el trabajo de Mix Master Mike es impecable.
Entonces, ¿cómo se le entra a este disco? Primero que todo, hay unas cuantas canciones que presentan como leitmotiv el llamado a la acción que siempre ha caracterizado a los Beasties. Ya sean algunas estrofas de «Ch-Check It Out» o «Right Right Now Now», «That’s It That’s All» o «It Takes Time to Build», el problema es el mismo: George Bush. «It Takes Time to Build» dice «tenemos un presidente que no elegimos» y llama a la unión para sacarlo de allí, igual que los otros temas (¿se puede decir otra cosa de W?). Es imposible no hacer referencia a «In a World Gone Mad», el tema anti-guerra que sacó el grupo antes de la invasión de Bush, canción de la cual todas las demás parecen ser spin-offs, subproductos. Estos temas se entrelazan con los temas de guerra de MC’s que ya comentamos, «Oh Word?» destaca por la utilización de sonidos electrónicos como los que escuchamos en el ya clásico «Intergalactic». En la misma onda, en «3 the Hard Way» y «Triple Trouble» se nota la influencia de «Three MC’s and one DJ», de «Nasty» y todos los demás temas ya históricos de los Beastie que van por ahí. Algo interesante son los últimos cinco segundos de «Rhyme the Rhyme Well», donde Ad Rock termina lanzando un verso —en broma— de «In Da Club» de 50 Cent.
Un tema que merece mención especial es «Triple trouble», donde el trabajo de Mix Master Mike sobre un sampling de Sugar Hill Gang produce uno de los hooks más pegajosos del disco.
Al final, podemos decir que «To the 5 Boroughs», debido a esta mezcla entre temas políticos y líricas straight-up hard core hip-hop, pierde un poco de fuerza. Parece que al igual que Michael Moore, los Beasties querían sacar un trabajo en junio o julio para presentar sus posiciones políticas y tratar de afectar en cierto sentido la elección americana en noviembre. Es una tarea valiente que produce temas geniales como «That’s It That’s All», arbolitos que se pierden en el bosque del disco. El llamado es a los cinco barrios de New York a unirse para sacar a Bush de la Casablanca. Pero, ¿por qué no proponer un compilado con otros artistas alrededor del diente roto de Texas? Lamentablemente, los Beastie Boys no son Michael Moore, y el Hip-Hop es un género que se queda corto para producir críticas o cambios de opinión en el colectivo. Lo mejor que se puede es lanzar frases cortas y percutantes como Mike D, «George Bush got nothing on we / we got to take the power back from he» («Bush no tiene nada sobre nosotros/ tenemos que quitarle el poder»), para una estrofa más adelante agregar, » ¡My zodiac sign is Scorpio!» (¡Mi signo zodiaco es Escorpio!), síntoma kitsch de la política vista a través del hip-hop.
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