Si todavía la oposición tenía dudas de que enfrentarse a las fuerzas del gobierno requerían de lo más elemental de la estrategia, que es la unidad de mando, el resultado que se visualiza así lo confirma. Es imposible ganar una batalla cuando no hay unidad de mando y control. La anarquía con que la oposición ha venido funcionando le seguirá produciendo derrota tras derrota, frustración tras frustración, desaliento tras desaliento, mientras que del lado del gobierno, la situación es todo lo contrario.
La situación de las elecciones regionales no pudo ser peor manejada que en la forma en que lo hicieron por parte de la oposición, los líderes regionales se quedaron solos, alimentándose de sus propios hígados, los líderes locales tuvieron que consumir su propio aliento, sin una maquinaria que los impulsara o que fuera a acompañarlos de vez en cuando para dar una demostración de fortaleza, hicieron todo lo contrario, la mitad de la oposición llamó a la abstención y la otra mitad estaba dividida en fragmentos a veces antagónicos que defendían intereses muy particulares y no ofrecían al ciudadano nada que lo pudiera entusiasmar. El gobierno contrariamente pudo entusiasmar a sus seguidores y los pudo poner a las puertas de las mesas electorales para darle su voto al proceso.
La población está curada y ya no cree en que la trampa y el fraude son los responsables del infortunio de la oposición, cuando en realidad son ellos los verdaderos responsables del camino sinuoso por donde han hecho transitar a un gran número de venezolanos, haciéndolos vivir derrota tas derrota y justificándose con las bellaquerías del gobierno. A veces me parecen tan absurdas las decisiones de la oposición que me cuesta creer que sean realidades, no tienen objetivos claros, no hay una política conjunta definidas para formular estrategias de acción a corto o a mediano plazo. En algunas oportunidades le hacen el trabajo al gobierno, o le facilitan el escenario para que el bloque del cambio actúe a su antojo y logre acorralarlos y vencerlos en cada contienda, ya el gobierno no tiene contendor que le preocupe, está sobrado ante esta oposición, es necesario darle un giro al asunto, pues de lo contrario la profecía de la revolución pacífica se hará realidad. Lo que visualizamos en el mediano plazo es la pérdida de los diputados que la oposición aún conserva en La Asamblea Nacional y la pérdida del apoyo que aún gran parte de la población, le ha dado incondicionalmente a la oposición.
Independientemente de que haya algunas gobernaciones y alcaldías que para el momento de escribir este artículo no se haya comprobado el triunfo del gobierno, de lo que no tengo la menor duda es que el gobierno tuvo un rotundo triunfo y la oposición una gran derrota en estas elecciones, ya no hay excusas que darle al pueblo, la panacea de la trampa ha perdido fuerza y vigor. El gobierno debe estar consciente de que existe oposición que lo adversa y los seguirá enfrentando en todos los terrenos, porque esa es la democracia. La oposición debe estar consciente de los errores que ha venido cometiendo y sin más preámbulos debe plantearse metas y objetivos, políticas adecuadas para manejar una realidad del tamaño de una catedral y estrategias para lograr por fin algún triunfo, de lo contrario todo será una repetición. El pueblo de la oposición está completito y sólo requiere un liderazgo que le enderece el camino, lo pide a gritos y hasta ahora no ha encontrado eco, seguimos en democracia con los defectos de hoy y del pasado, no perdamos lo que tanto sudor y lágrimas le costó a nuestro pueblo. La gloria es para el gobierno y el honor es para el pueblo, ojalá que el gobierno no se sigan equivocando con el tratamiento que se le está dando a la mitad de los venezolanos.
GRAL. DIV (AV) Tulio R. Prado F.
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