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San Agustín: el santo débil
No importa lo que diga El Vaticano, muchos santos fueron más pilas de lo que los mojigatos en Roma nos quieren hacer creer. La excusa es la conversión y la nueva vida que hallaron tras conocer la palabra del Señor, que aparentemente no sólo lava los pecados, sino que también debe lavar la memoria de cuanto feligrés avispado que —siguiendo el ejemplo de su santo favorito— decide probar primero y decidir después.