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Oscar Benavides

Oscar Benavides

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Cronenberg: violencia sólo genera violencia

Durante sus primeras dos décadas como director, el talento de David Cronenberg se diluyó en el usualmente despreciado género que eligió como nicho: las películas de horror. Pero 30 años y pico más tarde, con la mayoría de los autores de este género apenas recordados como one hit wonders o mercenarios de películas de bajo presupuesto, la visión de Cronenberg brilla como poseedora de un leit-motif, que lo convierte en uno de los directores más perseverantes y enfocados del cine mundial.

A la buena de Dios

American Graffiti: ejemplo de cómo NO hacer las cosasLa pregunta me pegó como un ladrillazo por primera vez en los minutos siguientes al ataque contra las Torres Gemelas: ¿Qué quería decir el gobierno con que tomáramos las medidas necesarias para lidiar con el desastre? Hacía nada un grupo de dementes había estrellado tres aviones contra edificios en Nueva York y Washington ¿Qué íbamos a hacer? ¿Preparar baterías antiaéreas? ¿Montarnos en un tanque? ¿Enterrarnos bajo tierra? ¿Evitar todo contacto con gente del medio oriente? ¿Sabía el gobierno que si hacíamos esto no podíamos ir a trabajar, ni al abasto y ni siquiera tomar un taxi? ¿Por qué se estaba dejando toda la responsabilidad asociada con mi supervivencia a mi sola prudencia?

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Spielberg destruye el mundo (Tom queda con vida)

Steven Spielberg es uno de esos autores que a pesar de tener la capacidad para poner en pantalla obras maestras como "Saving Private Ryan" o "Schindler's List", poseen una estética personal tan definida que una y otra vez desperdician oportunidades de lucirse por no poder evitar dejarse llevar por sus instintos más primitivos. "War of the Worlds" es una de estas películas.

Vista Gorda: placebo antiterrorista en NY apunta en el camino equivocado

Si temes algo, vas a ver algo¿Asustado? ¿Quién no¿

El mismo día de los ataques terroristas en Londres, las autoridades de Nueva York se dieron cita en City Hall para establecer un plan de acción contra posibles ataques de este lado del charco. Así que mientras Londres era puesto en estado de sitio y Tony Blair declaraba que cualquiera con nexos o simpatía por grupos terroristas iba a ser objeto de la persecución del estado, Nueva York decidió hacer lo mismo que ha hecho en lo últimos cinco años: nada.

Coney Island revive para el beneficio de otros

AbejitaYo fui a Coney Island por primera vez en 1999. Gordon Milcham y yo nos reunimos en Forest Hills un sábado a las 9 de la mañana para viajar en bicicleta hasta la playa. Ninguno de los dos había estado antes en Coney Island, y todas las personas con quienes habíamos hablado nos habían dado el mismo consejo: no vayan. Y tenían razón, solo había que ojear el periódico, cualquiera, cualquier día de la semana, para darse cuenta que el vecindario más famoso de Brooklyn no era ningún paseo en el parque.

Nueva York se extingue

WelcomeAntes de venirme a vivir en Nueva York, para mí la ciudad era un lugar mítico sazonado por la millonada de libros y películas consumidas durante mi adolescencia. Personalmente, siempre la imaginé como la mostraba Scorsese, violenta, sórdida, sucia pero inexplicablemente atrayente. Llena de gente en constante lucha contra los elementos, esotéricamente atada a un territorio que le era hostil. Una ciudad donde, a diferencia del pueblo que me había visto nacer, vivir era una constante aventura, y su fisonomía digna del mayor de los orgullos.

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Sahara: desierto creativo

Es inútil ocultarlo, yo siento un gran respeto por Matthew McConaughey. En serio. Después de todo este es el tipo que tras despertar a los vecinos una madrugada tocando los bongós (según la policía al asomarse por la ventana McConaughey estaba bailando algo así como la danza de la lluvia alrededor de un bol lleno de mariguana), no pidió perdón, no dijo que la mariguana era orégano y que estaba haciendo pizzas, ni se puso a llorar echándole la culpa a la vida tan dura en Hollywood (como Robert Downey Jr.). No.

La gran ilusión

El pasado mes de diciembre fui al aeropuerto Kennedy para recibir a mis padres que venían a pasar la navidad conmigo. Pude haberles dicho que tomaran un taxi, pero por primera vez desde que vivo en Nueva York, quería ir al aeropuerto. En los últimos cinco años, por pura casualidad, siempre había viajado desde La Guardia o Newark y no había tenido la oportunidad de ver el famoso Air Train que tanta bulla había causado antes y durante su construcción.

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The Aviator: Scorsese sigue perdiendo altura

La última película de Martin Scorsese, The Aviator, es el ejemplo más reciente de la lenta y decadente muerte de quien fuera uno de los más iluminados y rebeldes directores del cine estadounidense.